sábado, 17 de julio de 2010

"Acto sin palabras cierra Fin de partida de Beckett; es como una especie de interpretación definitiva. Lo poco que quedaba de los personajes, de la acción y de la situación ha sido reducido aquí aún más. Ahora sólo queda una única situación, la parábola universal del destino del hombre. Es una situación total. Un hombre es empujado al escenario vacío. Intenta esconderse detrás del telón, pero le sacan a patadas de allí. Desde arriba, bajan con una cuerdas un árbol con una cuantas hojas, una garrafa con agua, una tijeras de sastre y unos cubos. El hombre quiere esconderse a la sombra de las hojas, pero el árbol se escapa; intenta coger la garrafa pero ésta se eleva. Hay un intento de suicido. Pero tampoco el suicido es posible: 'La rama cuelga a lo largo del tronco'. El hombre se sienta y se pone a pensar. De nuevo bajan la garrafa y el árbol. Ahora el hombre ya no se mueve.
·····En este final de Fin de partida 'aquello' que está más allá del hombre: los dioses, el destino, el mundo, no es indiferente sino burlón y malicioso. Lo tienta, lo tienta sin cesar. 'Aquello' que está fuera del hombre es más fuerte que él. El hombre está obligado a perder y no puede huir de la situación que se le impone. Sólo puede renunciar. Negarse a continuar jugando a la gallina ciega. Sólo la posibilidad de negarse le hace más fuerte que lo que está más allá de él.
·····No es difícil percatarse del carácter bíblico de esta parábola. Incluso por sus metáforas: la palmera, su sombra, el agua. Aquello que está más allá y por encima del hombre, recuerda mucho al Dios del Antiguo Testamento. También se parece al Libro de Job, pero sin final feliz.
·····Este nuevo Libro de Job se muestra en un tono bufo, en una pantomima circense. El protagonista de Acto sin palabras es un payaso. La parábola filosófica puede ser interpretada de forma trágica o grotesca, pero sólo puede expresarse artísticamente de manera grotesca."
Jan Kott: Shakespeare, nuestro contemporáneo. Alba Editorial, Barcelona, 2009, págs. 204-205.